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Mostrando entradas de septiembre, 2016

SALOMON Y LA REINA DE SABA, LA BELLA Y EL ASTUTO

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El amor entre ambos monarcas nació en el siglo X antes de Cristo. La soberana era originaria de la región de Tigray, al norte de Etiopía. Se la conocía con el nombre de Maquedá. Cuando Salomón, rey de Jerusalén, decidió construir el famoso templo de Jerusalén, hizo llamar a todos los mercaderes del mundo conocido para que le llevasen los materiales que requería para iniciar su emprendimiento, Les pagaría con oro y plata. Entre los mercaderes que acudieron a su llamado se encontraba un etíope que negociaba por las regiones de Arabia. Este hombre viajó a Jerusalén, en donde Salomón le pagó con generosidad por sus productos. Al regresar a Etiopía, divulgó las grandes cualidades del rey judío: la dulzura de sus palabras, su justicia, su modestia, el amoroso trato que tenía con todos y la sabiduría con que ordenaba su reino. Perdonaba a los que erraban y castigaba con clemencia. Estas historias llegaron a oídos de la reina despertando su curiosidad y su deseo por conocer a semejante h

ASI QUE QUIERES SER ESCRITOR

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DE CHARLES BUKOWSKY Si no te sale ardiendo de adentro a pesar de todo, no lo hagas. A no ser que salga espontáneamente de tu corazón. de tu mente, de tu boca y de tus tripas, no lo hagas. Si tienes que sentarte durante horas con la pantalla fija en la pantalla del ordenador o clavado en tu máquina de escribir buscando las palabras, no lo hagas. Si lo haces por dinero o por fama, no lo hagas. Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama, no lo hagas. Si tienes que sentarte y reescribirlo una y otra vez, no lo hagas. Si te cansa sólo en pensar hacerlo, no lo hagas. Si estás intentando escribir como cualquier otro, olvídalo. Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti, espera pacientemente, Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa. Si primero tienes que leerlo a tu esposa a tu novia, o a tu novio, a tus padres o a cualquiera, no estás listo. No seas como tantos escritores, no seas como tantos miles de personas que se llaman a sí mis